jueves, 5 de febrero de 2009

Jugar al parchís

Mi yo no hace caso
se olvida de mí
y se va tras ella.

Escapa despacio
pasito a pasito
sin correr.

Y me obliga a jugar
al parchís
pero al revés
ella cuenta las fichas primero
antes de comer.
Ayer pensaba que nuestros vacíos recorrían el mismo espacio de un camino en la misma línea temporal. Hoy he cambiado de opinión. Sigo siendo subjetivo, sigo el mismo camino pero no ya en tu presente, y he borrado los vestigios de un pasado que no ha sido lo que yo quise crear. Así que visualizo un futuro en diferido. Creerás que tu historia no va a ser conmigo y estarán al acecho porque tú así lo vas a querer. Yo lo notaré y en el refugio de mi libreta asaltarán las dudas sobre el sentido único que poseen los actos que divergen en su doble dirección. Odiaré los pronombres posesivos por pensar que el error es mío. Mío. Mío. Y me iré como siempre me he ido. Al principio serás feliz en tu incoherencia. Cuando le termines de conocer me llamarás, no habrá respuesta. Seguirá sin gustarme hablar por teléfono. Insistirás, y mandarás al otro tonto a la mierda, mientras esperas una llamada de vuelta de las que de tanto desear no llegan. Yo ya me habré perdido, aunque esta vez sin sentir que elegía, ni intuir que desaparecería desde el principio.